Los Sofistas
Quiero colgar algunas entradas cortas sobre los sofistas, que conforman un grupo de filósofos, pensadores (y educadores) disperso pero muy interesante y que tienen una injusta mala fama arrastrada por las connotaciones que ha adquirido el término “sofista” (que se identifica de alguna manera con “demagogo”) que nada tienen que ver con lo que sostenían estos pensadores.
De alguna manera lo que diferencia a los sofistas de los otros grandes filósofos griegos (y el principal motivo por el que fueron criticados) es que no pretendían alcanzar un conocimiento verdaderamente objetivo y seguro de la naturaleza última del universo. Se interesaban por el hombre y la sociedad, mantenían una posición relativista (tanto respecto a la posibilidad del conocimiento como sobre las formas de organización social y política) y consideraban fundamental la enseñanza de la retórica en una sociedad democrática en la que el dominio de la palabra y del discurso era fundamental (lo que les convertiría en los educadores de la sociedad ateniense y en los primeros pedagogos).
Su “mala reputación” es debida en gran parte a la interpretación que hace Platón de ellos en varias de sus obras pues originariamente el término “sofista” era sinónimo de sabio. Por lo demás, las acusaciones de que cobraban por enseñar o de que sus teorías conducían al escepticismo son absurdas vistas desde nuestro tiempo.
Los sofistas de los que me gustaría hablar son Protágoras de Abdera, Hipias de Elis y Gorgias de Leontini (en próximas entradas).
Protágoras de Abdera
Según parece, Protágoras nació en Abdera en el año 481 y se instaló en Atenas, donde alcanzó un elevado protagonismo. Acusado de impiedad, probablemente de ateísmo y/o blasfemia, por haber afirmado en su libro "Sobre los dioses" que no es posible saber si los dioses existen ni cuál es su forma o naturaleza, se vio obligado a abandonar Atenas refugiándose al parecer en Sicilia.
Protágoras defendía el relativismo y el convencionalismo de las normas, costumbres y creencias del hombre. Es su tesis más conocida y que queda reflejada en la frase "El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son", uno de los fragmentos que conservamos de su obra.
Lo que me gusta
Lo que más me interesa de Protágoras en particular (y de los Sofistas en general) es su carácter de pedagogo y su visión absolutamente moderna y progresista de la sociedad. De alguna manera podría considerarse una especie de librepensador.
A diferencia de los filósofos que mostraban una visión determinada y fija de las cosas, él enseñaba a razonar y argumentar en el marco de una sociedad democrática en la que todos los hombres libres podían participar.
Aunque Platón critica que Protágoras cobraba por enseñar parece ser que, entre otras cosas, ajustaba su “tarifa” a la riqueza de sus alumnos, porque consideraba de alguna manera que todos los ciudadanos tenían el mismo derecho a saber defender sus opiniones. Una actitud que me parece mucho más social y comprometida con el hombre que la de otros pensadores de su época de gran profundidad filosófica pero que, de alguna manera, estaban más aislados de su entorno.
Frente a enseñar unos contenidos de una visión determinada de la vida, ellos consideraban más importante enseñar a las personas los mecanismos para aprender a pensar y argumentar. Este creo que es quizás el dilema más importante (antes y ahora) de la enseñanza y la educación y yo estoy de acuerdo con lo que ellos defendían.
jueves, 15 de marzo de 2012
lunes, 12 de marzo de 2012
El Niño Torres
Ahora que pasa por horas bajas y que resulta tan fácil meterse con él, voy a hacer una defensa de Fernando Torres a contracorriente.
Por ser el mejor jugador y el máximo goleador del europeo sub-16 de 2001 (que ganó España gracias a un gol de Torres en la final).
Por ser el mejor jugador y el máximo goleador del europeo sub-19 de 2002
(que también ganó España gracias a otro gol de Torres en la final).
Por marcar el gol que permitió a España ganar la Euro de 2008.
Por pasar 4 años siendo el jugador que tiraba de mi equipo, el Atlético de Madrid (¡desde los 17 años!).
Por los 3 años excelentes en Inglaterra que lo convirtieron en una estrella del Liverpool, le llevaron al Balón de Bronce y propiciaron que se convirtiera en el tercer traspaso más caro de la historia del fútbol.
Porque su bajón ha estado claramente determinado por las lesiones musculares (hasta 8 en dos años), que le han llevado a perder chispa y confianza, y de las cuales creo que 6 han sido por forzar para viajar con el grupo de la selección.
Por ser un chico agradable y discreto, que nunca ha tenido un comportamiento violento ni sucio en el terreno de juego, no ha dicho una mala palabra de nadie, ni ha ido de prepotente jamás.
Y porque, aunque ahora no esté en su mejor momento, parece que se le tira con bala por no haber pertenecido a ninguno de los dos equipos poderosos.
Espero volver a verle correr y marcar con el 9 de la selección.
Y ya me he quedado tranquilo. Tenía que decirlo. Esto era algo personal
Y un video chulo con el Liverpool
Y un video chulo con el Liverpool
Remordimientos
Contexto
Remordimientos es una película sonora del director alemán de origen judío Ernst Lubitsch, considerado uno de los más grandes genios de la comedia americana (emigro a EEUU antes del ascenso del nazismo) y maestro de Billy Wilder. Es famosa la elegancia y sutileza con que rodaba y la capacidad que tenía para contar muchas cosas a través de detalles de gran ingenio, casi siempre sugiriendo, sin mostrarlos directamente (eso se conoce dentro de la historia del cine como el “Toque Lubitsch”). Esta película no es tan conocida como otras obras suyas (“Ser o no ser” o “El bazar de las sorpresas”), al ser una película rara en su obra, ya que es dramática. Está basada en una obra de teatro muy prestigiosa de carácter antibélico que transcurre en Alemania (aunque está rodada en Estados Unidos)
Historia
La película cuenta la historia de un joven músico francés que, en el transcurso de una batalla cuerpo a cuerpo en la 1ª Guerra Mundial, mata a un soldado alemán, descubriendo, por una carta que el alemán estaba escribiendo a su novia, que también se trata de un joven músico y que tienen muchos puntos en común. Al terminar la guerra, el joven francés, atormentado por los remordimientos, viaja a Alemania para buscar a la madre del chico y pedirle perdón para expiar su culpa, encontrando a unos padres destrozados, con los que vive la que era novia de su hijo. Incapaz de confesar, acabará haciéndose pasar por un antiguo amigo de su hijo, anterior a la guerra, y, poco a poco, irá siendo aceptado y apreciado por la familia, que pasará de la desconfianza inicial (“Para mi todo francés es el asesino de mi hijo”, le dice el padre la primera vez que lo ve) al aprecio, mientras que el pueblo lo mirará con malos ojos al tratarse de un “enemigo”.
Qué es lo que me gusta
De alguna manera, el chico va ir ocupando paulatinamente el vacío dejado por el alemán que mató, mostrando como lo natural es que las personas se unan por sentimientos, afinidades o intereses comunes y lo artificial y peligroso de esas diferencias que tienen poco que ver con las personas (razas, fronteras) y que se fomentan para justificar las guerras. Al final, esos dos jóvenes músicos, uno francés y otro alemán, podrían ser la misma persona, ya que lo que los une es mucho más poderoso que lo que les ha hecho enfrentarse en el campo de batalla.
Lo que pasa finalmente no debe reventarse, pero es un peliculón con todas las letras y tiene uno de los mejores finales que he visto jamás. La interpretación del padre alemán que hace un actor clásico que se llama Lionel Barrymore es impresionante, la película es emocionante e inteligente sin ser sensiblera y lo que cuenta muy interesante y te lleva a plantearte muchísimas preguntas (además de darte cuenta de lo profundamente absurdo de las guerras):
• ¿Es la verdad o la sinceridad un valor en sí mismo o puede relativizarse cuando están en juego los sentimientos de las personas, incluso estando la mentira en algunos casos justificada?
• ¿Te hace una nacionalidad mejor persona? ¿Estás más cerca de alguien que tenga tus mismos intereses, valores, ideas o sentimientos o de alguien que haya nacido en tu mismo pueblo y con el que no compartas nada de eso?
Para terminar, pongo parte del discurso que echa el padre del joven alemán muerto cuando defiende al francés, del que se ha hecho ya amigo, de las críticas de sus colegas alemanes en el bar donde se reúnen.
Nadie de esta mesa va a enseñarme el significado de la muerte ni el significado del odio. He tenido más que suficiente de ambos. ¡Y los franceses también!
¿Quién mando a ese chico a matar alemanes? ¿Y quien mandó a mi hijo, y al suyo y a los dos suyos? ¿Quién les dio las balas y el gas y las bayonetas? ¡Nosotros, los padres! Aquí y al otro lado de la frontera. Ya somos demasiado viejos para luchar, pero no lo somos para odiar.
La responsabilidad es nuestra. Cuando miles de hijos ajenos fueron asesinados lo llamamos victoria y lo celebramos con cerveza. Y cuando miles de nuestros hijos fueron asesinados, ellos lo llamaron victoria, y lo celebraron con vino. ¡Los padres brindan por la muerte de los hijos!
En serio, si tenéis la oportunidad, hay que verla, porque es buenísima y una de esas películas que pueden hacerte replantear lo que piensas de algunas cosas importantes.
Remordimientos es una película sonora del director alemán de origen judío Ernst Lubitsch, considerado uno de los más grandes genios de la comedia americana (emigro a EEUU antes del ascenso del nazismo) y maestro de Billy Wilder. Es famosa la elegancia y sutileza con que rodaba y la capacidad que tenía para contar muchas cosas a través de detalles de gran ingenio, casi siempre sugiriendo, sin mostrarlos directamente (eso se conoce dentro de la historia del cine como el “Toque Lubitsch”). Esta película no es tan conocida como otras obras suyas (“Ser o no ser” o “El bazar de las sorpresas”), al ser una película rara en su obra, ya que es dramática. Está basada en una obra de teatro muy prestigiosa de carácter antibélico que transcurre en Alemania (aunque está rodada en Estados Unidos)
Historia
La película cuenta la historia de un joven músico francés que, en el transcurso de una batalla cuerpo a cuerpo en la 1ª Guerra Mundial, mata a un soldado alemán, descubriendo, por una carta que el alemán estaba escribiendo a su novia, que también se trata de un joven músico y que tienen muchos puntos en común. Al terminar la guerra, el joven francés, atormentado por los remordimientos, viaja a Alemania para buscar a la madre del chico y pedirle perdón para expiar su culpa, encontrando a unos padres destrozados, con los que vive la que era novia de su hijo. Incapaz de confesar, acabará haciéndose pasar por un antiguo amigo de su hijo, anterior a la guerra, y, poco a poco, irá siendo aceptado y apreciado por la familia, que pasará de la desconfianza inicial (“Para mi todo francés es el asesino de mi hijo”, le dice el padre la primera vez que lo ve) al aprecio, mientras que el pueblo lo mirará con malos ojos al tratarse de un “enemigo”.
Qué es lo que me gusta
De alguna manera, el chico va ir ocupando paulatinamente el vacío dejado por el alemán que mató, mostrando como lo natural es que las personas se unan por sentimientos, afinidades o intereses comunes y lo artificial y peligroso de esas diferencias que tienen poco que ver con las personas (razas, fronteras) y que se fomentan para justificar las guerras. Al final, esos dos jóvenes músicos, uno francés y otro alemán, podrían ser la misma persona, ya que lo que los une es mucho más poderoso que lo que les ha hecho enfrentarse en el campo de batalla.
Lo que pasa finalmente no debe reventarse, pero es un peliculón con todas las letras y tiene uno de los mejores finales que he visto jamás. La interpretación del padre alemán que hace un actor clásico que se llama Lionel Barrymore es impresionante, la película es emocionante e inteligente sin ser sensiblera y lo que cuenta muy interesante y te lleva a plantearte muchísimas preguntas (además de darte cuenta de lo profundamente absurdo de las guerras):
• ¿Es la verdad o la sinceridad un valor en sí mismo o puede relativizarse cuando están en juego los sentimientos de las personas, incluso estando la mentira en algunos casos justificada?
• ¿Te hace una nacionalidad mejor persona? ¿Estás más cerca de alguien que tenga tus mismos intereses, valores, ideas o sentimientos o de alguien que haya nacido en tu mismo pueblo y con el que no compartas nada de eso?
Para terminar, pongo parte del discurso que echa el padre del joven alemán muerto cuando defiende al francés, del que se ha hecho ya amigo, de las críticas de sus colegas alemanes en el bar donde se reúnen.
Nadie de esta mesa va a enseñarme el significado de la muerte ni el significado del odio. He tenido más que suficiente de ambos. ¡Y los franceses también!
¿Quién mando a ese chico a matar alemanes? ¿Y quien mandó a mi hijo, y al suyo y a los dos suyos? ¿Quién les dio las balas y el gas y las bayonetas? ¡Nosotros, los padres! Aquí y al otro lado de la frontera. Ya somos demasiado viejos para luchar, pero no lo somos para odiar.
La responsabilidad es nuestra. Cuando miles de hijos ajenos fueron asesinados lo llamamos victoria y lo celebramos con cerveza. Y cuando miles de nuestros hijos fueron asesinados, ellos lo llamaron victoria, y lo celebraron con vino. ¡Los padres brindan por la muerte de los hijos!
En serio, si tenéis la oportunidad, hay que verla, porque es buenísima y una de esas películas que pueden hacerte replantear lo que piensas de algunas cosas importantes.
Hola
Saludos a tod@s. Soy Itaca, un chaval de 2º de Bachiller, y en este blog voy a hablar de las cosas que me interesan y de otras que se me vayan ocurriendo sobre la marcha. De cine, de música, de filosofía o de chorradas que se me pasen por la cabeza (de chicas no, eso es privado; obsesos abtenerse). Unos días me pondré trascendente y otros "to'loco to'crazy". Si algo os parece interesante, comentadlo (pero solo críticas positivas, no quiero trolls insultando, que me hundo)
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