Me gustaría hacer otra pequeña
entrada futbolera homenajeando en su despedida del Barça a Pep Guardiola,
entrenador de uno de los mejores equipos de la historia del fútbol (el mejor
que yo haya visto).
Un hombre que cogió un equipo con problemas hace 4 años, entre críticas a su falta de experiencia, ascendido
directamente del filial y con una presión tremenda, y lo convirtió en una
maquina de hacer fútbol que maravilló a todos los aficionados del planeta y que
ha ganado (a falta de la final de Copa) 13 títulos de 17 posibles.
¿Qué es lo que admiro en Guardiola?
- El sueño cumplido. El de un niño cuya fantasía era jugar en su equipo preferido y del que
se puede seguir su rastro como recogepelotas, jugador de las categorías inferiores, capitán y emblema (como ahora Xavi o Pujol)
del famoso Dream Team, y finalmente entrenador de este Barcelona y
portavoz mundial de una filosofía del juego.
- El idealismo.
Tener una visión, que continúa la del famoso Johan Cruyff, del fútbol como un
juego. La idea de conseguir resultados basándose en respetar ese juego en torno
a un concepto básico: tener la pelota, de vencer y convencer con sus ideas, sin
justificar el éxito a cualquier precio sino buscando la excelencia en el
propio juego. El conseguir que en todo el mundo los aficionados al fútbol hayan
“comprado” de alguna manera esas ideas, generando multitud de seguidores y
simpatizantes del Barça sencillamente por la belleza de su juego.
- La valentía.
El haberse arriesgado a apostar por un modelo de juego y por los chavales de la
cantera hasta el fin, llegando a jugar finales de Copa de Europa o
Intercontinental con hasta 9 ó 10 jugadores de la casa.
- Y el respeto a sus jugadores, al público y a los rivales. Un entrenador que siempre ha
elogiado a todos sus rivales, que nunca ha menospreciado a ningún equipo y que
siempre ha hecho hincapié en que el merito es de sus jugadores, en oposición a
otros (grandes) entrenadores que defienden el éxito a cualquier precio y acaparan todo el protagonismo en la victoria. Puede que Guardiola piense que su equipo es el mejor o que en el campo se enfade (no deja de ser
un hincha) pero sin embargo está claro que él se obliga a defender esos
valores porque cree en ellos: manifestar siempre respeto por el rival, no envanecerse, respetar el
juego. Hacer eso (aunque puedas estar tentado de sacar pecho) es sencillamente
una muestra de educación y respeto, que son cosas que no tienen nada que ver
con la hipocresía, como critican algunos.
Incluyo en este blog un par de vídeos con un reportaje
especial que emitió La 2 de televisión en 2010.
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